Encerrado en un cuerpo equivocado,
con mil llagas en las manos,
luchando por vivir
dentro del huracán que le atropella,
que le asfixia y que le atrapa,
que tanto le hizo sufrir.
Lo importante era al fin,
su manera de sentir.
La esperanza le jugó malas pasadas,
devolviéndola en revancha
el afecto que entregaba;
y aún el huracán le atormentaba
esos sueños que anhelaba
sentir como una flor;
done no existe condena,
si se trata de él o ella.
El viento va, peinándote,
sé que es posible que esconda su amor
bajo un rincón, sin dejarse ver,
si por un beso poner la vida,
que importa tu sexo
si pones el alma en cada gesto de amor que te dabas.
Como una flor siente dolor
al deshojarle el corazón,
sientes la espina que rompe tu llanto.
Si por un beso pones la vida
que importa tu sexo
si pones el alma...
Y hoy que vuelves la mirada a tu pasado,
y quizás emocionado te preguntas el por qué
¿valió la pena acaso tanto esfuerzo?
Soportando tempestades
por sentir como una flor;
donde no existe condena
si se trata de él o ella.
Y comprendes que la vida está de vuelta
y sonríes con más fuerza contemplando esta vez
que en vez de un huracán, ya solo hay prisa,
peinarte no se fija
si se trata de ella o él,
y ahora no existe condena,
y al final valió la pena.
El viento va peinándote,
sé que es posible que esconda su amor
bajo un rincón sin dejarse ver.
Si por un beso pones la vida
que importa tu sexo
si pones el alma en cada gesto de amor que le dabas.
Como una flor sientes dolor
al deshojarse el corazón,
sientes la espina que rompe tu llanto.
Si por un beso pones la vida
que importa tu sexo
si pones el alma en cada gesto de amor que le dabas.
Como una flor...