Manipularon mí mente y mi cuerpo,
buscando en mí algo, que no hallarán.
Porque soy el profeta hecho de acero,
soy tu destino, el juicio final.

Surco los cielos, traicionando lo que vivió.

Caen ante mí los colosos imperios,
arden en sus lechos, valientes guerreros.
Soy el rey, el grito eterno,
ya no hay verdad ni perdón ni piedad.

Enloquecido, todo el amor que sintió.
Traspaso la línea, la locura y la razón.

Soldado de Metal, condenada tu alma estará.
Soldado de Metal, tu cuerpo viajará al más allá.

Desolación, en torno a el.
La tierra rugió, bajo su piel.

Ya no hay sol, sobre mí.