Por quererte ver,
Lucero del alba.
Tropecé y caí al regresar de andar en nada.
Pasa el siglo veinte
y la ciudad Central me amarra
con su mano de cemento etereo,
al vicio de madrugarla.

Alcé mis ojos al cielo,
cuando cruzaba la plaza.
Queriendo verte Lucero,
pero no pude ver nada.

Nada más que miserables
palomares de concreto.
Tras el ramaje abatido
de unos árboles resecos.

Esta visión me distrajo,
y pisé caca de perro.
Grité la conchasumadre,
y se detuvo el patrullero.

Ay, Ay mi suerte, que suerte mala.
Por quererte ver, Lucero del alba.

Acusado por el rati
que me vió mirando el cielo
y gritar conchasumadre
en el alba del Lucero.

Bajo sospecha de adicto,
a las drogas ciudadanas.
Fui sumando al registro

de legalidad urbana.
Ay, Ay mi suerte, que suerte mala.
Por quererte ven Lucero del alba.

Lucero del alba.
con tu luz soñé en mi encierro.
Ella bañaba mi carne,
y ésta, con su sombra el suelo.

De los llanos apartados
del gran amontonamiento
Donde dejaba este
canto en solitario al cielo
abierto.

Mi despertar fue
tan triste, como mi
suerte de mala.
Lucero que verte quise
pero no pude ver nada.

Nada más que miserables
palomares de concreto.
Tras el ramaje abatido
de unos árboles resecos.

En la ciudad que me oprime,
al vicio de madrugarla.
Donde no hay uno que avise.
Pero muchos que se guardan, ignorándote.
Lucero del alba.
Ignorándote. Lucero del alba.